Y sí, seguía siendo tan bella que sólo podía ser ella : la mujer que yo quería, a la que tanto
busqué ... .
Y sin embargo,
.
aquel día - no me pregunten por qué - ni siquiera la llamé. Puede parecerles tonto pero, de pronto, no la vi tan diferente, confundida con la gente que, impaciente, en el andén una mañana cualquiera de un lunes de primavera estaba esperando el tren .